El programa de Acceso al Espacio, reimpulsado en noviembre, avanza en el desarrollo del proyecto Tronador II/III, con los que la CONAE planean poner en órbita satélites de hasta 750 kilos a una altura que irá de los 400 a los 700 kilómetros. A fines de 2023 probará el primer vehículo.
El lanzamiento de satélites argentinos desde Cabo Cañaveral o la Guayana Francesa va camino a cambiar su locación hacia una geografía más cercana, en el Centro Espacial Manuel Belgrano, al sudoeste bonaerense, gracias al avance del proyecto nacional Tronador II/III. De esa manera, la Argentina contará con una base y cohetes propios.
Desde el relanzamiento del programa de Acceso al Espacio, en noviembre de 2021, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), junto con las empresas y organismos asociados, están trabajando en el desarrollo de los distintos componentes para los vehículos lanzadores Tronador II-70 y Tronador II-150. Y el primero de ellos, según estiman, será probado a finales del próximo año. Lo que será un hito para la historia espacial del país.
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, que retomó el proyecto hace casi medio año, destinó para este año una inversión de 4.500 millones de pesos. El objetivo, darle un nuevo impulso al desarrollo de cohetes lanzadores y de la infraestructura necesaria para hacer las bases y las pruebas.
El proyecto contempla la construcción del vehículo lanzador Tronador II, para colocar en órbitas de entre 400 y 700 kilómetros de altura a satélites, o un conjunto de ellos, de hasta 500 kilos de peso, y del Tronador III, con el cual la capacidad de carga ascenderá hasta 750 kilos. El diseño contempla lanzadores de dos etapas, de 28 metros de altura y 2,5 metros de diámetro, con un empuje de unas 120 toneladas al despegue. Tendrán como propelentes oxígeno líquido y kerosene.
La fabricación de los vehículos lanzadores tendrá su epicentro en el Centro Espacial Punta Indio (CEPI), en la localidad bonaerense de Pipinas, y también la base de ensayos para pruebas, por lo cual se está mejorando y adaptando la infraestructura del lugar.
Al mismo tiempo, la empresa VENG y la Fábrica Militar de Aviones «Brigadier San Martín» (FAdeA) comenzaron con la elaboración de las tapas o casquetes de aluminio que los tanques de los lanzadores, con forma cilíndrica y 2,5 metros de diámetro, llevarán en sus extremos. Cada tapa consta de ocho porciones iguales o “gajos” muy delgados de 3,2 milímetros de espesor por medio de un proceso de conformado por estirado. Con esta metodología pueden obtener geometrías de curvatura compleja con gran precisión, indispensable en la industria aeronáutica y aeroespacial.
En una primera etapa, en Córdoba se fabricarán 40 gajos para ensamblar dos tanques y tener un casquete de prueba. Cada lanzador lleva dos tanques estructurales, uno para combustible y otro para oxígeno líquido.
El presidente de VENG, Marcos Actis, que también es decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), celebra la vuelta del proyecto Tronador, y resalta: “FAdeA desarrolló la experiencia y el conocimiento necesarios para fabricar estos gajos a través del proceso de conformado por estirado. Es una de las pocas empresas de Sudamérica con esta capacidad”.
El papel estratégico de los SAOCOM
Los fines prácticos y estratégicos de una política espacial pueden visibilizarse a través de la constelación de los dos satélites SAOCOM con antena radar, que sirven para medir la humedad del suelo y asistir en situaciones de emergencias como inundaciones o sequías, en la detección de derrames de hidrocarburos en el mar o registrando el aumento de la productividad de la agricultura.
Pero no solo eso: ahora también serán parte del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación para la Gestión Integral del Agua en el Árido (CeGIAA) en San Juan, creado por el Ministerio de Ciencia con un aporte de 2,8 millones de dólares. En el marco de esta iniciativa, la CONAE, el INTA Regional San Juan y Mendoza, el Centro Regional Andino del Instituto Nacional del Agua, y la Universidad de San Juan buscarán estrategias para enfrentar la crisis hídrica de la región.
“SAOCOM aportará información para optimizar el uso del agua y el diseño de políticas en estas condiciones en donde hay una carencia importante de agua”, explica el director ejecutivo y técnico, Raúl Kulichevsky. Además, por segundo año consecutivo, la misión satelital sirvió de apoyo a la Campaña Antártica de Verano aportando imágenes con el fin de definir las rutas más convenientes entre los hielos para la navegación del rompehielos Almirante Irízar. La capacidad de los satélites SAOCOM de poder dar información sin depender de factores meteorológicos o de la luz solar, son de gran utilidad para este tipo de contribuciones.